domingo, 3 de diciembre de 2023

¿Cómo hacemos?

Personalmente, siento que vivimos en la época de lo impersonal. Tener una cita presencial, cuerpo a cuerpo, es un suceso extraordinario. Llamar a alguien sin antes avisar es como una ofensa. Y subir una selfie sin elegir el mejor ángulo es estar fuera de onda (¿será que aún se usa "onda"?). Personas como yo, que nacimos en los 90, nos encontramos, un poco, a veces, en una discordia: ser el boomer o ser el tiktoker. 

Lo peor sucede cuando, de pronto, alguien atrae nuestra atención. ¿Cómo se puede gilear cuando ya no nos vemos a los ojos, cuando ya ni nos vemos? Sé que está de moda la ansiedad social y que la mayoría de la gente ya no quiere andar viendo rostros y cuerpos reales, pero también habemos otros a los que la ansiedad nos nace porque deseamos la presencialidad, la realidad, contrariando al avance. No me agrada que las personas hoy se sientan satisfechas con un emoji de corazón o de ojitos coquetos. Por favor, no dejemos de lado el tacto, las risas estruendosas, el aliento, mientras se camina sin rumbo pero sí con propósito, con la intención de sentir al otro. Escribamos cartitas y compremos flores, usemos nuestras mejores prendas y seamos aún románticos. 

viernes, 9 de septiembre de 2016

REALIDAD



A veces pienso que debería dejarme llevar por las circunstancias, simplemente no pensar y fluir como fluye la sangre que va del corazón hasta la última extremidad de uno, fluir como el glaciar que se convierte en río y llega al mar para, finalmente, ser lluvia. En mi caso, fluir hasta donde mi ser lo permita o quizá más allá, mucho más. 

De hecho, acabo de notar que ya me estoy limitando. Todo nos limita: nosotros, el trabajo, los amigos, el qué dirán, la sociedad en su conjunto. Esta última está acostumbrada a hacernos polvo si nos salimos del guión, si cruzamos la línea de lo común. 

No niego que hay "excéntricos" que son amados, pero son los menos. La mayoría terminada marginado a un sector oscuro de la vida, donde todos hacemos oídos sordos a sus sentimientos, a su existencia. 

¿Qué de malo hay en ser distinto? No lo comprendo. Sería tan divertido que al menos por una vez en la vida todos saquemos nuestro verdadero yo a flote. Que escarbemos hasta encontrarnos con lo que somos. 

Esa idea parece muy lejana e irrealizable, porque si nos transparentamos una vez, nadie lo olvida. Todo queda en las mentes infelices de quienes andan pendiente de la existencia de todo aquel que le rodea. 

Lamentablemente, por ahora, todos encajamos en el papel del sujeto que acecha sin vacilar a todos los demás, esperando expectante el preciso instante en que algo malo pasa o algo extraño se hace. 


domingo, 28 de junio de 2015

DEJAR ATRÁS



Me pregunto y repregunto por qué rayos sigo ahí, a su lado, tratando de lograr que actúe como nunca lo hará.  ¿Por qué en el colegio no enseñan nada acerca de la maldita inteligencia emocional? Es que somos muy inteligentes para algunas cosas, pero ostensiblemente bestias para otras. 

Muchas veces tratamos, inútilmente, de darle oxígeno, un último aliento, a algo que nació muerto, que jamás siquiera respiró. Así, si ponemos nuestra mente en blanco y tratamos de pensar realmente de forma objetiva, nos damos cuenta de que es posible que se cometan errores, pero que si te hacen las mismas cosas, en diferentes contextos y de forma recurrente, lo cierto es que aquella persona es así, no va a cambiar. Esto último es objetable, puede que cambie, pero definitivamente no por ti. 

Si te aprecia de verdad, no cabe que no se interese por cómo te sientes, que solo haga una declaración de quererte, la cual no se traduce en hecho alguno. De te quiero's no se vive, de amor tampoco, pero ayuda a que sea más fácil hacerlo. Debemos dejar de ser tan tontos, el papel aguanta todo y las palabras pueden expresar cualquier cosa, pero son las acciones las cuales construyen y reproducen eso que alegan mediante simples dichos. 

Es duro, te sientes nada, sin embargo, ¿hay otro camino que no sea mirar a otro lado? Sé que no todos los casos son iguales, aunque estoy seguro de que en la mayoría no queda más que alejarse, que valorarse y esperar, dormir un rato, pensar en sí mismo, y cortar ese óbice disfrazado de bienestar. 



miércoles, 2 de abril de 2014

#UniónCivilYa

Le llegó al Perú la hora de debatir y quizá normar el matrimonio homosexual, llamado con el eufemismo de "unión civil". Es cierto que no será como un matrimonio tal y como lo conocemos, pues no se llama así, y, además, no plantea la adopción de niños. Estoy seguro que estas dos últimas omisiones se han hecho con la intención de evitar que nos arañemos más de lo que ya lo hacemos. Hay que aceptarlo, somos el tercer mundo, otra cultura, no podemos recibir el paquete completo de una, es demasiado. 

Yo soy católico y trato de seguir más o menos lo que me plantea mi religión, sin embargo me es inconcebible obligar a alguien a pensar o actuar como yo. ¿Qué daño me hace que un par de chicos o chicas se junten y se amen? ¿Mermará algún derecho mío que pepito asegure a juanito por todo el amor que le tiene? Podrá ser para algunos una atrocidad, la mayor bestialidad, tal vez inhumano, contra natura, pero ¿y? Al final las culpas ultraterrenas las paga uno. El monseñor o alguna señora megaconservadora no irá al infierno por lo que hacen otros en su intimidad. Con lo anterior hago evidente que estoy en las antípodas del planteamiento de Cipriani sobre un referéndum y que elija la mayoría. Está de más decir que los derechos no pueden suprimirse por votación pública y masiva de la mayoría. ¡Por Dios! ¿De cuándo acá la mayoría es sabia? Obviamente se debe aceptar que hay posiciones en contra, y están en todo su derecho. Otra cosa es que se rechace el proyecto, por ejemplo, porque va contra los planteamientos de Dios. 

El problema, como siempre, es que quienes deciden sobre estos temas son, muchas veces, personas con poco conocimiento, al menos, sobre lo que se discute. Estas personas se dejan llevar por sus pasiones, sus "valores" o temores. Otros son simplemente opositores obstinados con frases tan estúpidas y faltas de criterio como la siguiente: 


Lo siento, no pude evitar comentar ese tuit, pues este señor es congresista de la República. O sea, según él, los gays u homosexuales son o pretenden ser un género. Por favor, que alguien le diga que la identidad de género (hombre-mujer) y la orientación sexual (heterosexual-bisexual-homosexual) son cosas distintas, o al menos que alguien le dispare para que no sufra. 

Solo me queda por decir que es hora de que el Perú esté a la vanguardia de América Latina, del mundo. Siempre hemos sido los últimos, que esta vez no sea así. Aceptemos que los tiempos cambian, que la tolerancia es el único camino hacia lograr el desarrollo de la mayoría. A nosotros la unión civil nada nos quita, a otros les puede cambiar la vida. Reivindiquemos los derechos de esta minoría. Que la valentía de decir al mundo lo que son sea recompensada con los derechos que anhelan y merecen. 

jueves, 13 de marzo de 2014

SEGUNDAS OPORTUNIDADES

Soy de quienes piensan que, generalmente, no hay segundas oportunidades —al menos si se refiere a darlas—. Si te fallan una vez, lo harán muchas más, ¿no creen? Pero el tema es mucho más complicado que tan solo negarse a volver a confiar en alguien y voltear la cara. ¿Qué pasa si realmente se quiere dar nuevamente el voto de confianza? Es ahí cuando el maldito (o bendito) orgullo saca las garras. Si lo pensamos con la cabeza muy fría, podemos notar que a veces vale la pena perdonar y, además, volver a entregarse a esa persona. 

Obviamente todo depende de la gravedad de lo que te hayan hecho. O sea, tampoco vas volver con alguien que te ha puesto los cuernos por una gran temporada, no abrazarás a ese padre o madre que te dejó a tu suerte ni le darás tu confianza nuevamente a aquel amigo que contó tus secretos y trató de joderte un poco la vida de la pura envidia. Ya me sé de memoria ese floro de que debemos de perdonar, el rencor es malo y la venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena.

Tampoco digo que estemos pensando todo el tiempo en lo malo que nos han hecho, que calculemos cómo dar el golpe de retorno, que seamos maquiavélicos y planeemos la mejor forma de incurrir el mismo dolor recibido... Claro que no. Amigos, si en algo yo creo es en el perdón. Eso sí, perdonar —según yo— no es ir abrazando al nuevo enemigo, ni estar cachete con cachete con el puñalero. Perdonar es aceptar y reconocer lo que te hicieron, es no buscar un mal igual o similar en el otro, es dejar todo al destino, al karma. Incluso puedo decir que el perdonar nos lleva a dos caminos: a) la reconciliación absoluta y b) el olvido e indiferencia. 

Si ya me dañaste, yo no estoy obligado a seguir portándome igual. Te perdono porque quiero liberarme, porque no vale la pena cargar con algo dentro de mi ser. Creo que es suficiente castigo que me pierdas. Yo decido si eres lo suficientemente valioso(a) en mi vida como para dejar todo atrás y comenzar de nuevo. Si vuelvo, es para no reclamarte. No seamos estúpidos, no es justo sacar las cosas en cara. La vida sigue y tú tomaste la decisión de perdonar e intentar que todo sea como antes. 

Solo quiero que quede claro que no estoy haciendo apología al perdón ni nada de eso. Yo creo que cada quién sabe cómo llevar mejor los procesos de su vida. Si odias a alguien, por algo será y de seguro es legítimo. Perdona si te da la gana. Si quieres véngate. Tan solo haz lo que tengas que hacer, tú conoces qué es lo más indicado. 


Esta imagen no tiene tanto que ver con el tema, pero me gusta mucho. Además, ya sabes, hay que olvidar las penas bebiendo alcohol. Perdona si quieres o, si no, odia y todo bacán. #YOLO





domingo, 23 de febrero de 2014

SENTÍ SUS LABIOS Y NO SÉ, DESPERTÉ.

Yo pensé —como muchas veces, creyendo saber todo— que cuando uno siente que está enamorado o alguna cosa igual de desgraciada y es correspondido, ya no tendría las mismas ganas de expresarme como adolescente emo y poeta a la vez. Pero no, nada de eso. Se supone que cuando logre tener a quien quiero, todo se esfumaría. Supuestamente ya habría logrado mi cometido. ¿Para qué seguir escribiendo cosas medio sentimentalonas? Y, amigos, por el contrario, ahora tengo mucho más que decir.

No puedo negar que me da un tanto de roche siempre escribir sobre esto. Espero que alguien me lea de verdad, que entienda lo que quiero decir. Ojalá algún chico o alguna chica haya seguido mis posts. Sin duda, han habido cambios en mi vida. Ya no me dedico a escribir como un sufrido, claro que no. Ahora estoy feliz. Este año será estupendo, estoy seguro. Sé que no debo centralizar toda mi vida y mi felicidad en una persona, pero digamos que ha contribuido en demasía.

Recuerdo nuestro primer beso. Sentí sus labios y no sé, desperté. Soy joven y aún me quedan muchos años para besar a mucha gente, pero estoy seguro de que ningún otro roce de labios será igual. No sé qué procesos químicos o psicológicos sucederán en ese instante, pero sientes una adrenalina única, sui generis. Podría haber corrido mil kilómetros luego de ese momento. Recuerdo cada movimiento, nuestras prendas, el lugar, su aliento, mi pecho explotando, etc. ¿Saben qué es lo mejor? Que solo fue el primero, que vendrán muchos más.

Me siento distinto, me siento capaz de todo. Hay algo asquerosamente genial que me embarga. Tengo ganas de gritar, de vivir. Es un poco paradójico que no le cuente esto a nadie, a nadie en específico, pero que sí lo transmita por este medio. Rayos, cualquiera se entera de mi vida. No puedo evitarlo, así es cuando uno tiene buenas noticias, no puede guardarlo. Estoy seguro de que esto crecerá y seguiré contando lo bien que me siento. Lo sé, de todas formas es más divertido leer algo triste, pero, en mi defensa, puedo decir que si nada se llega a concretar realmente, los bombardearé de entradas demasiado vomitivas. Verán que si se aleja de mí, alguien se suicidará leyendo lo que publico.





lunes, 10 de febrero de 2014

#SanValentín

San Valentín y el Día de la Secretaria han de ser los días festivos en donde los hombres gastamos más, ¿no? Así es el amor: costoso. Definitivamente no voy a criticar eso, pues cada quien sabe cómo usar mejor su platita.

No podemos negar que es una fecha trascendental en el calendario. No por las puras las calles están llenas de horrendas parejitas y grupos de amigos (todos solterones). Todos los hoteles, hostales y huecos de mala muerte suben su precio; incluso esos en donde te graban para hacerte famoso en Cholotube. ¿Por qué será? Mi mente casta no logra engendrar la idea que responda a dicha cuestión.

Ya, mucho preámbulo, amigos, llegó la hora de que hable de mis penas. No falta nada para el día este y yo no tengo una salida programada. En realidad, aunque soy un chico bueno, tranquilo, romántico, amable, sensible, etc., nunca he tenido una cita propiamente dicha. El 14 de febrero no me llama la atención. Soy un tacaño ortodoxo, además no tengo novia. ¿Voy a pagar y salir con alguien con quien no estoy? No, no lo creo. De por sí ya es horrible estar en la calle y no tengo un motivo para tal autoflagelo.

Seguro me quedaré en casa, viendo TV. Estaré tuiteando que no tengo cita para ese día. De hecho puse el otro día en mi twitter (@Step_McL) lo siguiente: "Ya, no me alquilo para San Valentín, pero sí me regalo... ¿alguien?". Lo malo fue que solo obtuve tres favoritos... ¡y de chicos! Ya fue, ya perdí el toque. Es una señal, las chicas no me dan bola. Tendré que buscar una esposa en cualquier lugar, tendré que esperar lo que venga. Que el viento me traiga a alguien. Que el destino no sea cruel. No quiero casarme con alguien que ya estaba planeando tener 27 gatos. No quiero ser el salvador de alguna desdichada. Yo también quiero comer KFC al lado de mi amorcito un 14. Quiero comprar un peluche enorme que cante las canciones de Maluma. Anhelo con locura que alguna muchacha me regale un perfume de Unique que le encargó a su abue. ¿Saben? Me conformo con una cartita colorinche.

Finalmente, deseo que todos la pasen bonito ese día. Y no olviden que no vale la pena salir en grupo de amigos, a menos que sea para embriagarse. Ir al cine en esa ocasión, si no es para chapar, es un absurdo.


lunes, 3 de febrero de 2014

YA CAÍ

Llegó mi hora, es el fin. Amigos, creo que me entró el virus, no solo soy portador, sino que ya está haciendo estragos. Siento que ya carcomió gran parte de mí. Me fue inevitable; quise, pero no pude, pasó. Lo sé, no puede ser, también me siento avergonzado. Sin embargo, al mismo tiempo, tengo una sensación que embarga todo mi cuerpo de algo así como felicidad. Supongo que ya lo han inferido, y sí, es cierto, sospecho que estoy enamorado. ¿Pueden creerlo? Qué pacharaco para decirlo por acá, ¿no? Pero no importa, tengo que contarlo. 

No, yo me resisto a ser un cursi barato. Digamos tan solo que en este momento podría hacer poemas, acrósticos, canciones y hasta "locuras de amor" estilo Esto Es Guerra. Esto último lo dije para que noten la gravedad del asunto. De verdad que cuando toca, toca. Pasó, así de fácil. Es que cuando alguien es realmente especial, no se necesita mucho tiempo para darte cuenta y, consiguientemente, caer rendido ante 
ese parásito que ocupa tu corazón (mente) y podríamos catalogar como amor. 

Acabo de ver una foto suya y sentí que algo explotó en mi pecho. Ha habido un corto circuito, hasta siento que estoy medio delirante. No puedo explicarlo, pero quería abrazar mi lap top y no soltarla jamás. Estoy en la etapa del babeo y las sonrisas estúpidas carentes de sentido. 

No me queda nada más que decir: he caído. Perdí la batalla y soy ahora su rehén. Yo no sé qué pasará, cómo y cuándo. Tal vez nada suceda, pero no se puede negar que se siente muy bien tener en quién pensar. Eso sí, este post corre el riesgo de ser autodestruido en una semana, pues quizá cambie de opinión. Yo no sé qué ocurrirá o qué sentiré mañana. Puedo hablar de este momento, y ahora me siento como volando. Me siento drogado y nunca he probado nada ilegal. 



lunes, 6 de enero de 2014

#ConcentraciónDeMedios

En los últimos días el tema calientito ha sido la dichosa concentración de medios por parte del Grupo El Comercio (GEC en adelante). Sin duda este tema ya tiene algunos meses más de antecedente, pero las declaraciones del presidente Ollanta Humala encendieron el debate. Es así que ahora tenemos una bipolaridad de posiciones: la de El Comercio y la de La República. Como era de esperarse, al Grupo La República, debido a que no pudo comprar la mayor parte de acciones de Epensa (empresa dueña del diario Correo), solo le queda hacer una pataleta y reclamar por la gran concentración que ha logrado obtener el "pulpo" malévolo y lava cerebros de El Comercio. 


Yo me pregunto de qué concentración estamos hablando... ¿Concentración de medios o preferencia del público? Pues ¿cómo es posible que haya una concentración de medios teniendo la propiedad de nueve de estos frente a los más de sesenta existentes en el país? Es cierto que el GEC vende casi el 80% de lo que consume el país respecto a diarios, pero eso es exclusivamente fruto de su astucia y éxito como empresa. Ellos le venden a la gente lo que esta quiere. Yo no leo el Trome, pero sabemos que una mayoría sí, aunque nos empecinamos en no admitirlo, no lo concebimos. Amigos, eso es el Perú. Yo quisiera más que nadie que las personas se culturicen y lean otras cosas aparte de su diario de espectáculos, pero me parece inconcebible hacer eso a la fuerza, a la mala. No estamos en un país de retrasados, cada quien sabe cómo gasta mejor su dinero. ¿O me van a decir que un grupo de burócratas estatales tiene la solución para despertar en las personas ese espíritu crítico de algunos pocos? Estoy seguro de que eso es totalmente imposible. 


Qué pasa si le quitan diarios al GEC, pero con los que le quedan sigue creciendo y alcanza a vender un tiraje similar al de ahora, aunque con menos diarios, ¿también van a patalear porque la gente sigue consumiendo esa "prensa tergiversadora"? En este caso, otra campaña contra la "concentración" sería del todo absurda y ahora mismo lo es. No están atentando contra un grupo empresarial, sino que están atentando contra las personas y sus preferencias. A diferencia de la radio o la televisión, el espacio para los medios escritos es infinito, cualquiera puede fundar un diario. No existen barreras para entrar al mercado, tampoco hay un mercantilismo de parte del Estado. Hay tantos periodistas, sí PERIODISTAS, en esta campaña contra la libertad de prensa, que yo me pregunto por qué no son un poco más astutos y fundan entre ellos un gran diario que diga la verdad y nada más que la verdad. Yo supongo que todos estaríamos entusiastas de abrir los ojos y por fin darnos cuenta de cuán manipulados somos, ¿no? Pero, en el fondo, sospecho que ellos saben que no pueden ganar por el lado de la competencia, no se pueden enfrentar a ese monstruo de nueve cabezas que sí sabe satisfacer a su público. 


Por último me quiero referir a la internet, pues ya no necesitamos de algo impreso para enterarnos de la actualidad de nuestro país y del mundo. Es ahí donde nos podemos informar a nuestro mayor gusto. No solo tenemos diarios online y portales, sino que también existen blogs y páginas de opinión en las cuales podemos encontrar cuantiosa información que no está en el quiosco de la esquina. Existen redes sociales como facebook y twitter donde las personas pueden expresarse y generar debates respecto a los distintos temas de la realidad actual. Y, por esto, me parece inconcebible decir que la gente, la pobre gente, no tiene acceso a información libre de sesgos y líneas editoriales muy bien definidas. Es en la internet donde se da la verdadera libertad de expresión.



Si me lavan el cerebro, mejor compro otro diario y ya. 

martes, 24 de diciembre de 2013

NO HAY NAVIDAD SIN JESÚS


Es diciembre y falta menos de una semana para navidad. Este es un momento del año esperado por muchos y odiado por otros tantos. Todas las casas y establecimientos de toda índole se están esmerando en decorar y crear un ambiente "navideño". ¿Por qué las comillas? Porque, aunque lo hayamos escuchando tanto que ya ni lo asimilamos, NO HAY NAVIDAD SIN JESÚS. 

Yo tengo una familia pequeña por diversas cuestiones extrañas de la vida. Creo que podría contar a sus miembros con los dedos de las manos. Aún así, estoy seguro de que tendremos una bonita cena y quizá un par de regalos por ahí. Sin duda, la navidad es la gran ocasión que genera la unidad de una familia. Supongo que es por eso que, desafortunadamente, son el 24 y 25 de diciembre dos fechas en las cuales singularmente ocurren muchos suicidios. ¡He ahí uno de los problemas! Las personas se sienten solas —de hecho, tal vez no tengan familia o amigos cerca—, pero el problema radica en que no se dan cuenta de que no lo están. No, nunca estamos del todo solos; siempre nos queda alguien: Dios. 

Me pregunto qué sentirá él cuando todo se reduce a destrozar los papeles de regalo a toda prisa y luchar por embutirse la mejor parte del banquete. Tomamos chocolate hirviendo mientras estamos a 27 grados centígrados. Cierto, miramos al cielo, pero tan solo para admirar el cómo estallan los fuegos artificiales. Abrazos por aquí y por allá, como si fuera nuestro cumpleaños o algo así. Sacamos al niño y lo ponemos en el nacimiento, pero es algo tan mecánico que pasa desapercibido. ¡Feliz navidad! Aunque ya no sepa su significado, ni mucho menos lo sienta. Nadie se detuvo a pensar que estamos alegres porque en esta fecha nació Jesús. Él ha pasado piola en su día. Toda la pomposidad —que no está mal si es que se hiciera en honor a ya sabemos quién— hizo que pierda protagonismo. Definitivamente esto solo se lo puedo decir a los católicos, pues los no creyentes que disfruten de sus regalos solamente y ya. 

No pretendo quedar como el devoto más puritano o algo similar. Yo estoy muy lejos de serlo, claro que no. Pero al menos siento una gran culpa al actuar mal. Y no creo que eso sea una cadena o me quite libertad; al contrario, ese sentimiento me dice que aún sé lo que es correcto y que tengo la capacidad de aceptar el error y tratar de no cometerlo nuevamente. Cuánto quisiera ser una mejor persona. Tendría una enorme satisfacción si dejara de ejecutar ciertas acciones de las que tengo certeza no son correctas. Sin embargo, si pudiese, creo que ya no sería humano. Siempre hay una oportunidad. No sé ustedes, pero yo puedo hablar con Dios en todo momento. Él me escucha mejor que nadie. Yo sé que me comprende. Todos tenemos secretos personales y familiares. Dios sabe todos los míos y sigue a mi lado o yo sigo al suyo. 

Les recuerdo que existe algo llamado misa de gallo o "gallito" —como dice el padre Jorge, debido a que ya no se celebra a la media noche, sino a las 10 o antes—. Mi consejo es que celebren como nunca, pero tengan presente el porqué de esa fecha, el porqué de esa fiesta.




Al fin terminé de armar mi arbolito de navidad :) 

domingo, 8 de diciembre de 2013

DÉJALO PASAR


Aún no he armado el árbol de navidad, y eso me parece casi de terror. ¿Por qué? Porque yo siempre he sido el entusiasta de mi pequeña familia, es decir, siempre he disfrutado de una manera que no entenderían el acomodar todos los adornitos, poner la estrella en la punta y, finalmente, prender las brillantes luces navideñas. Siento que me estoy traicionando a mí mismo, y no quiero crecer o, mejor dicho, dejar de ser yo. 

Lo que acabo de decir es un ejemplo perfecto de lo que nos pasa todo el tiempo, a cada instante de nuestra inesperada e inconstante vida. Sufrimos cambios, pero muchas veces nos resistimos a estos, aunque finalmente nos derroten y pasen a ser parte de nosotros. Pero supongo que no es tan malo, sino no nos adecuaríamos a quienes somos ahora, porque no somos los mismos de hace un año. El año pasado, por esta época (diciembre), yo era un infeliz trabajador de un restaurant de comida rápida y estaba en una academia preuniversitaria soñando con ingresar a la universidad. Ingresé a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Un año antes soñaba con ingresar a la Universidad Católica del Perú. Y un año antes a este quería ser arquitecto, no abogado como aspiro ahora. 

Este año, ha sido de grandes cambios, pero, exceptuando lo referente a mi árbol navideño, han sido extraordinarios. En tercero de secundario yo maldecía porque el Estado, por ejemplo, no donaba algunos millones de soles a la Teletón; hoy sé que eso no es posible porque hay miles de ONGs y asociaciones que necesitan igual o más ayuda, y no se puede satisfacer a todas, por lo tanto, se estaría actuando de forma desigual y favoreciendo injusta e ilegalmente a una organización como esta. Además, sé que el dinero del Estado es el dinero de todos nosotros, así que el destino de este es retribuirlo a todos sus aportantes mediante obras públicas e instituciones. 

Desde niño mi mayor sueño era ser millonario... Dinero por aquí y por allá, eso creía que iba a ser mi gran mundo perfecto. Hoy, como también para la gran mayoría, es uno de mis sueños, pero tan solo uno más. También anhelo poder ser un buen abogado. Quiero cambiar mi entorno, ayudar a mi familia y a mi país. Me imagino un Perú próspero económicamente y también en desarrollo humano. Pero creo que todo esto se logrará con la libertad, el liberalismo; es decir, hacer lo que uno desee con su vida, siempre y cuando no afecte a otra persona. Esto del liberalismo es un tema mucho más amplio y lo tocaré en alguna otra entrada. 

Solo me queda hablar de los amigos. Estos también han cambiado enormemente. El 2013 ha sido extraordinario para mí respecto a este punto. He hecho muchos amigos (y amigas) valiosos en la universidad y en otros lugares. La carrera de Derecho y San Marcos han permitido que pueda hacer amigos de mi año (mi ciclo es anual), pero también de otros años, incluso de personas que acaban de egresar. En la Facultad hay una dinámica de integración increíble... Existen tantos eventos, agrupaciones políticas, grupos de estudio, asesorías y alumnos, que es casi imposible no poder socializar y conocer grandes —realmente grandes— amigos en todos los años de la carrera. También —a mi pesar— he perdido contacto con muchas otras personas que eran especiales para mí. No debo decirlo, pero hay gente que se ha vuelto realmente estúpida. Y otras pérdidas han sido simplemente porque cuando el tiempo pasa la gente se aleja y es inevitable que esto pase. Tengo muy bonitos recuerdos de mis mejores amigos de la infancia, y pensé que nunca perderíamos esa confianza y unión que teníamos. Pero mirémonos ahora, ya no hablamos, solo somos amigos de facebook. A veces quise retomar la conversación o intentar algún reencuentro, pero la amistad forzada no funciona, es incómoda e ilógica. No, los muertos no se reviven. Solo nos quedan los bonitos recuerdos, y no los ensuciemos con los nuevos de una amistad forzada, sosa y aburrida.


Me prometo a mí mismo armar ese bonito arbolito y subir una foto de este. 



Hablando de amigos de la universidad, esta foto me la tomaron con una gran amiga que es parte del grupo de amigos con el que siempre paro. 

sábado, 7 de diciembre de 2013

SIGO AQUÍ, PERO QUIERO MÁS


   He descuidado mi querido blog por un mes, noviembre; pero no, no puedo tirar la toalla. Constantemente dejo cosas a medias, pero esta no será una de esas.
   Me es complicado el escoger un tema para tratar. Podría hablar —nuevamente— sobre el amor, pero sería hipócrita escribir acerca de algo que no me está pasando ni siento. A decir verdad, últimamente, tengo unas ganas tremendas de escribir sobre política, economía, actualidad y ese tipo de cosas, pero no me atrevo a hacerlo. No me siento preparado tal vez. Es, pues, difícil que las demás personas se interesen por tu opinión. Y lo digo porque la finalidad de un blog es que la gente te lea. Creo que eso de que uno escribe para sí mismo y alguna élite de iluminados que entiendan y se identifiquen con tus entradas es una total farsa. Para tal caso, escribe y no publiques. 
   No quisiera que Dolor del Subconsciente pierda su esencia, pero creo también que soy capaz de opinar sobre otros temas que no sean lo sentimental o ficciones relacionadas con drogas y temas marginales. Sin duda, aún me seguiré dejando llevar por lo que me dicte la noche. La escabrosa vida de Adriano se seguirá desarrollando. No, no mataré al monstruo; multiplicaré las letras.
   Si alguien que me lee con gusto, nos vemos en la siguiente entrada. Saludos.


Estoy yendo frecuentemente a la playa en bicicleta, y esta es mi última foto. 

martes, 22 de octubre de 2013

UNA NOCHE PARA SER LIBRE

   Él estaba un poco aturdido por la excitante mezcla de drogas y alcohol; además, las luces que se encendían y apagaban y el volumen al máximo hacían de ese ese momento una experiencia única. Esa noche se había marcado un paradigma en su vida: se había dejado llevar por las circunstancias. Ya no luchaba contra el enemigo de la inmoralidad, ni tampoco contra su conciencia. Se unió al placer momentáneo. Comenzó a vivir en excesos. ¿Cómo es posible que las drogas —legales e ilegales— que uno olvide todos sus problemas? Adriano estaba tan libre que ni siquiera reparó en esa pregunta.

   Todo era muy simple: en ese momento él era completo. ¿Por qué completo? Porque no necesitaba nada, y podía hacer todo. Y todo lo que quería hacer era conocer a la mujer que estaba en aquella esquina que no albergaba a nadie más que a su propia esbelta silueta. La divisó a los lejos. Podía ver sus labios rojos encendidos incluso en la oscuridad. Ella era blanca como la nieve... esperen, ¿como la nieve? ¡De ninguna manera! Ella era blanca como la mejor cocaína. Nada podía detenerlo. 

   Adriano era dueño de sus acciones, y, por el momento, sus decisiones se ejecutarían sea como fuese. El corazón le latía a mil; otra razón más que indicaba cuán vivo estaba esa noche. Sabía que la mañana siguiente sería el mismo de antes. La oportunidad tenía fecha de caducidad, y esta era muy pronto. 

   Se acercó, tocó su rostro, y le preguntó su nombre. 
   
   —¿Cómo te llamas? Yo soy Adriano. 

   —Hoy no tengo nombre —dijo ella con una sonrisa escueta.

   Él pudo observarla en su totalidad. Tenía el cabello negro y un tanto ondeado. Los tatuajes en el cuello le daban una apariencia sumamente sexual. Lo anterior se completa con el pequeño vestido de cuero que marcaba y apretaba todo su cuerpo. Era delgada, pero tenía una forma artística. Ella era lo más cercano a la perfección, ¿o a la perversión? Quizá ambos términos estén relacionados. 

   Él quiso continuar la conversación. 

   —Así que no tienes nombre... Genial, no quedarán pruebas del delito o pecado. 

   —Así es —dijo ella de forma entusiasta.

   —¿Te puedo besar? 

   No recibió una respuesta literal, pero ella asintió acercando sus labios a los suyos. Tenía un aliento cálido que él sentía delicioso. Se propinaron unas caricias bruscas. Cada uno quería tener el control de la situación. Él cogió sus caderas y la frotó contra su cuerpo. La tocaba con el afán de tener el dominio, pero fue ella quién se adueñó de la situación. Después de todo, Adriano era un novel en ese tipo de experiencias.  

   Sin duda aquel beso con aquella chica, que desaparecería en unos cuantos minutos, fue el mejor que había recibido hasta esas alturas de su jodida vida. Ella besaba como ninguna. Tenía la lengua más rápida y atrevida. Podría decirse que —si tratáramos de hacer una conceptualización algo divertida— era una máquina de fabricar erecciones. Lamió sus labios y encías. Lo mordió hasta las orejas; causando, a cada momento, que él se estremeciera de placer. Esa lengua llegó hasta su garganta y, de alguna forma, violó la boca de su compañero de la noche. 




martes, 8 de octubre de 2013

HAY UNA CHICA BONITA



     Yo tengo muy claro que los muertos no reviven (a menos, claro está, en el día del juicio final), pero siento que eres un fantasma que no deja de jalarme las patas. Lo anterior es una didáctica analogía que trata de conceptualizar lo que me pasa contigo; pues tengo el síndrome de todo me recuerda a ti. Esperen, creo que estoy exagerando. Digamos que esporadicamente te recuerdo. Eso es, mi problema es que a veces vuelves a joder mi felicidad. 


      Amiga, tú ya no me pareces bonita, claro que no. Ya no me gusta como actúas, claro que no. Entonces, ¿qué es lo que quiero de ti? No sé. O sea, siempre he sido de superar rápido, no tengo idea de qué es lo que pasa. Lo peor es que cambio de parecer a cada momento, porque ahora pienso que sí te he superado. Además, no hay nada que superar. Suena tan patético eso de superar

      Lo bueno es que me gusta otra persona. Tal vez ella lo sabe. Como soy un poco bromista, tal vez no lo ha tomado en serio. Esta nueva chica es bien linda, bien mala, bien dulce... Me gustan las personas que son buenas y malas a la vez. Supongo que las identifico conmigo. Creo que yo aspiro a ser un bueno-malo, aunque, por ahora, soy todo un bonachón. 

     Pero tengo la sensación de que, posiblemente, la nueva chica no me haga caso. Tampoco es que me preocupe demasiado eso. En este momento de mi escasa vida, no me importa tanto estar con alguien. No sé si me he vuelto un aburrido, pero solo no me siento mal. No obstante, creo que necesito conocer gente de modo urgente. Estoy a punto de acabar mi primer año universitario, y espero que este verano sea el mejor hasta ahora. Por eso, con el tiempo, tal vez le diga a la chica bonita para salir. ¿O debería intentar con el pasado? No, ¿no? Ya muy aburrido.

Solo falta saber con exactitud a quién dedicar la imagen...

martes, 1 de octubre de 2013

REHUSARSE A SER NADA

  

   Sus manos ásperas y cálidas hacían un gran contraste con el metal frío y liso. Sentía que el revólver tenía una especie de vida propia. Era un ente inanimado, pero que se expresaba de una manera que no lograba comprender. —¿Qué quieres que haga? —Dice Adriano, mientras mira su arma de forma vacilante. Evidentemente, él no recibe una respuesta.    
   
   Explotaban sus sienes, las gotas de sudor lo empapaban tanto como las lágrimas y no podía mantenerse inmóvil. Era un momento de total perturbación. Cada instante era infinito y a la vez totalmente efímero. Él se preguntaba si sería conveniente hacer ese acto de cobardía. A la vez, pasaba por su cabeza el que, posiblemente, ni siquiera merece la muerte… No merece absolutamente nada. Qué deshonra para la munición que, tal vez, acabaría con su vida.
   
   Adriano recuerda la siguiente frase: “Todas las crisis son pasajeras”. Pero, a modo de objeción, piensa que eso es válido solo para quienes están vivos. Él ha muerto. Su espíritu se ha desvanecido, ella se lo ha llevado. ¿Cuál es el sentido de que alguien siga en este infierno llamado mundo si ya no tiene las armas para luchar? Por supuesto, es una visión muy pesimista de la vida, sin embargo, no olvidemos que él ya no la tiene.
   
   Trata de tener un momento de lucidez y se pregunta si sería justo para quienes lo aman. Lamentablemente, se da cuenta que ya nadie lo hace. Él es el único que ama, aunque, en este instante, siente que sus sentimientos se están esfumando y siguiendo los pasos de su alma. 
   
   No está dispuesto a convertirse en un ser mecánico, en un esclavo más de la vida, en un sistema biológico simplemente. Las drogas ya no hacen el efecto deseado, el alcohol ya no calma el dolor, los sueños ya no le proporcionan el olvido y los libros ya no lo convierten en otra persona. 
   
   Estuvo en la cima, pero ahora está en el suelo lleno de colillas y orines. ¿Será verdad que siempre se puede? Ojalá hubiera siempre otra oportunidad. Nadie puede entender la vida en su totalidad, ni siquiera un puñado de esta. Tal vez caes y jamás te volverás a levantar. Quizá tu lugar es estar abajo, soportando el gélido y duro suelo. 
   
   Adriano, luego de la anterior reflexión, se termina de decidir. Piensa que tomar una decisión tan importante que puede cambiar su destino sería levantarse del llano. Al fin sus decisiones adquirirían una cierta importancia. Él sería el protagonista y el ejecutor de un evento tan trascendental. La espera terminó. Cogió la pistola y la puso exactamente al centro de su frente. Evitó pensar más, no quería arrepentirse, no podía retroceder otra vez. Solo se limitó a decir el nombre de aquella chica. Jaló el gatillo y soltó…
   
   La ruleta rusa no había sido efectiva. Seguía respirando, estaba ileso. Pero no sentía alegría, tampoco pensaba que era una señal divina. ¿Lo intentará otras vez, pero de forma certera?




Este final no me ha dejado satisfecho, aunque yo lo haya escrito. Al inicio pensaba en la sangre saltando a los lados como fuegos artificiales. Pero los finales felices son aburridos. Sí, que no haya muerto es un final triste. ¿Por qué? Porque no logró su objetivo. 

domingo, 8 de septiembre de 2013

UNA RESPUESTA

¿Cuánto tiempo tendrías que conocer a una persona para enamorarte de ella?

Un solo instante basta si es esa persona especial que quieres de forma espontánea y del todo arbitraria. No actúa la razón ni la lógica, es algo que no tiene explicación.

viernes, 6 de septiembre de 2013

¿Enamorarse será una enfermedad?

¿Enamorarse será una enfermedad? Me hago esta pregunta debido a que últimamente siento algo, que no sé qué es, pero que me mortifica en demasía. O sea, he tenido mis épocas cursis (casi hasta el coma diabético), pero nunca me he encontrado en el estado en el que me siento actualmente. Obviamente no me siento enamorado como comúnmente se dice; o tal vez sí, y el único problema es que no sabía qué era exactamente enamorarse. Por momentos hasta me desconozco, pues siempre he visto patético eso de estar pensando todo el tiempo en alguien y no mirar a nadie más; es decir, como comúnmente se dice, solo tengo ojos para ella. Por supuesto, reniego totalmente de eso, lo rechazo; aún así, es inevitable. 

¿También pensará en mí? Y aquí es donde hace escala la inseguridad o, en su defecto, el egocentrismo exagerado. Es difícil ser objetivo en esto, siempre se va a exagerar. Creo que de dos probables maneras (equívocas) se responde uno mismo a esta cuestión: 


a. El creer que somos totalmente ignorados. A veces la persona con la que soñamos, por la que sentimos que estamos vivos, también nos corresponde, pero todo lo promisorio de esa relación (agarre, plan de una noche, relación propiamente dicha, etc.) se ve menguado por la poca confianza que tenemos de poder conquistar a alguien. Y es así como echamos a perder una oportunidad, tan solo dejamos de ver lo interesante, extraordinarios y capaces que somos. 


b. El creer que esa persona muere por nosotros. La extrema autoconfianza y el narcisismo nos llevan a ver algo que no existe. Si esa persona nos trata mal, decimos que nos trata mal porque quiere captar nuestra atención; si nos trata bien, peor aún, ''está botando litros de baba''. Esto es peor que lo anterior, pues nos podemos llevar la sorpresa de ser rechazados, rechazados cuando era obvio que iba a suceder. A modo de consejo, puedo utilizar esta frase: la verdad duele una vez,  pero la mentira duele siempre. 


Qué bueno fuera que en ambos casos nos diéramos cuenta de la realidad, ¿verdad? 


Regresando a mi situación, lo peor es que yo no tengo idea de en cuál de esos dos me encuentro. Pues siento, por momentos, que me quiero; por otros, que no le importo en lo absoluto. Espero poder seguir un consejo, que predico como una máxima: espera una semana y ya no sentirás nada. Confío en que eso funcionará, tan solo esperaré unos cuantos días. 



Exactamente eso es lo que deseo hacer. 

domingo, 1 de septiembre de 2013

NO TE DIGO

Eso de declararse a alguien es una cosa muy tediosa. Al menos en mi caso, tengo que tener la certeza absoluta de que ella me quiere para poder hacerlo; aún así, lo dudo mucho. Reconozco que soy del todo inseguro en esos casos. ¿Qué pasa si me dice que no?, ¿y si no le gusto en realidad?, ¿le contará a todo el mundo que me ha rechazado? Me hago esas y muchas otras preguntas, pues, para mí, estar con alguien es cosa seria. De seguro alguna vez estuve con una chica solo por el hecho de saber que ella me quería. He tenido muchas oportunidades para decirle a alguien que la quería infinitamente, que ya no aguantaba no besarla y estar a su lado; sin embargo, no lo hice. También ha influido en mí el hecho de que me aburra muy rápido de las cosas y las personas... ¿Qué pasa si estoy con alguien, se enamora mucho de mí, y yo me aburro? No quisiera lastimar a nadie. Pero el estar en ''planes'' también implica conquistar a esa chica y, si no te declaras, de igual modo la lastimarás. A veces también le tenemos miedo a las relaciones y me ha sucedido un millón de veces. Cuando estaba aún en la pubertad, me gustaba tremendamente una chica. Éramos amigos y yo pensaba en ella todos los días, todas las horas, todos los minutos... Pero nunca le dije claramente que tenía unas ganas incontrolables de que seamos algo. Felizmente, con el tiempo dejé de quererla, pero me pregunto qué habría pasado si hubiera tenido la valentía de confesar lo que sentía. Luego me ha pasado otras veces con otras personas, pero ese fue el paradigma. El problema es que muchos factores influyen al momento de decidir dar un paso más. Mientras uno piensa si hacerlo o no, ya se pasó el tiempo y nunca se concreta. 

Luego de leer lo que he escrito, noto que no soy bueno para afrontar todo lo que una relación demanda. Me estaba olvidando de que también es difícil ser fiel, dejar de hablar con amigas, tener que gastar dinero en otra persona, dejar de besar a alguien que no conoces mientras estás ebrio, y algunas otras cosas. A mi edad, estar con alguien es un reto. Creo que si se encuentra a alguien especial, no hay el porqué de no intentarlo; pero, si se va a estar con alguien para pasar el rato, no vale la pena. Si algo se vuelve común, deja de ser especial. Yo seguiré buscando a la chica ideal ('ideal' para mí), seguiré conociendo a alguien en alguna fiesta y gastando mi dinero íntegramente en mí. ¿Qué busco en una chica? Creo que es lo siguiente: que sea inteligente, cursi, cruel, burlona, creída, agresiva, loca, sepa algo de actualidad, que tenga buen gusto, etc. ¿Y el físico? Ese aspecto no lo he definido, pues siempre me han gustado personas distintas, ninguna igual a la otra. 

Esto pasa con frecuencia: pienso que es la chica de mi vida, pero no lo digo. 

viernes, 16 de agosto de 2013

NO LA EXTRAÑO

Me pregunto el porqué de extrañar a alguien. Se supone que las cosas pasan, la vida es un río que nunca tendrá la misma agua; por eso, hay que aceptarlo: las personas llegan y se van. Lo sé, he sonado demasiado fan de Heráclito, pero sigamos en la cuestión. En mi caso, extraño a muchas personas: amigos, amigas, familiares distantes, etcétera. Sin embargo, extraño a alguien más que a nadie... Supongo que se imaginan que extraño a alguien que me gusta, pues, así es. Pasan los días, han pasado meses o años, y yo sigo aquí, pensando en ella. Es un sentimiento un poco trastornado, pues extraño lo que ella fue, no lo que es ahora. ¿Por qué las personas cambian? Me lo pregunto tanto. Sé que es inevitable, pero me molesta que no lo hagan en el sentido que yo deseara. En un momento tenemos a esa persona tan idealizada que la vemos con una perfección sobrenatural. Tal vez debido a eso es que no concibo que mi chica perfecta se autodestruya, que termine con mi fantasía, que me vuelva a la realidad. Es como cuando estás teniendo el sueño de tu vida y te despiertas antes del desenlace... No tiene sentido la realidad en ese instante. Otro motivo de no olvidar es que no solo extrañas cómo era esa persona, también extrañas cómo eras tú a su lado. Con esto me refiero a lo feliz que estabas. No importa si nos hacía daño, si la relación estaba jodida o si era una locura: las historias comunes son aburridas. ¿Por qué no volver a intentarlo? Hay un millón de respuestas y a la vez ninguna. Puede ser que ella ya no te quiera, que se haya cansado de esperar o de soportarte, que haya dado vuelta a la página para seguir. A veces el orgullo también es una gran influencia. Todos tenemos ese estúpido chip de ''primero la dignidad que la felicidad''. Yo siempre lo pienso, lo aconsejo, pero no lo sigo. Obviamente, a veces es sensato no volver a los brazos de alguien, por más feliz que esto te haga. Esos son casos extremos, el amor y la felicidad (así sean extraños y nocivos) siempre deben de ser bienvenidos. Da igual si va a ser un pequeño remember, tal vez ese lapso insignificante de tiempo será digno de recordar por toda una vida. Yo creo que si piensas tanto en alguien vale la pena buscar la forma de volver, casi no hay obstáculos. No importa si ella está en una nueva relación, en el amor todo se vale. Total, hay que luchar por la felicidad propia, no por la de los demás. Para finalizar, confieso que no sé por qué no lo intento una vez más. Siempre escribo y creo que doy unos buenos consejos, pero no los sigo y no lo entiendo. Aunque también dicen que ya no es especial si obtienes lo que quieres. Me quedaré con la duda, por ahora. 



Espero parecer una persona fuera de sus cabales. 

domingo, 11 de agosto de 2013

ME ENAMORÉ DE LAS PALABRAS DE UNA CHICA

Estaba conversando por facebook chat con una amiga muy especial, y me dijo lo siguiente:

«Quiero tus abrazos, sentir tus labios suavemente contra los míos.
Descubrir tu pasión, quedarme con tus noches y tus suspiros.
Descubrir la sensación de tu piel, ver tus grandes pestañas.
Soñar con tu cabello y hacer todo lo que imagino realidad.»

Leo eso y me parece sumamente especial, aún así, no lo creo del todo. No estoy seguro del porqué de mi reacción. ¿Por qué he de desconfiar? Creo que solo hay dos posibilidades. La primera es que ella esté mintiendo; la segunda, que yo no tenga la suficiente confianza en mí como para aceptar que alguien me diga eso. Luego, pienso y tampoco me parece tan malo el ser ''utilizado'', en el caso de que así sea. Ella es linda, astuta y escribe bonito...¿Se puede pedir más?

Y la conversación continúa...

Yo: Pero todo lo que quieres se consigue con un besito y abrazo.
Ella: ¿Me concede ese único deseo?
Yo: ¿No que no querías eso?
Ella: ¿No quería qué?
Yo: Que solo sea cosa de un momento.
Ella: Prefiero una noche a tu lado para memorizar cada movimiento tuyo, que seguir recordando cada noche que algo me hace falta: tú.
Yo: Especifica una noche.
Ella: Tú eres el sueño, dejaré que decidas cuándo aparecer. No debe ser una noche, podemos oscurecer el día si queremos.
Yo: Mierda (nombre de ella), ¿cómo escribes tan lindo?
Ella: No se necesita mucho, solo encontrar a quien sea tu inspiración.

Todo siguió, pero no es legitimo publicarlo. Supongo que alguna otra persona habrá quedado enamorado de esas palabras, tanto como yo. Nunca he estado con ella, es mi lado opuesto, tampoco creo que lo estemos. Ella siempre está, somos como unos eternos gileros... Todo parece perfecto, solo falta algo: confianza. Lamentablemente, nunca he tenido eso con ella, la desconfianza puede más. 





La última foto que tengo, es de un día antes a la conversación.