Es diciembre y falta menos de una semana para navidad. Este es un momento del año esperado por muchos y odiado por otros tantos. Todas las casas y establecimientos de toda índole se están esmerando en decorar y crear un ambiente "navideño". ¿Por qué las comillas? Porque, aunque lo hayamos escuchando tanto que ya ni lo asimilamos, NO HAY NAVIDAD SIN JESÚS.
Yo tengo una familia pequeña por diversas cuestiones extrañas de la vida. Creo que podría contar a sus miembros con los dedos de las manos. Aún así, estoy seguro de que tendremos una bonita cena y quizá un par de regalos por ahí. Sin duda, la navidad es la gran ocasión que genera la unidad de una familia. Supongo que es por eso que, desafortunadamente, son el 24 y 25 de diciembre dos fechas en las cuales singularmente ocurren muchos suicidios. ¡He ahí uno de los problemas! Las personas se sienten solas —de hecho, tal vez no tengan familia o amigos cerca—, pero el problema radica en que no se dan cuenta de que no lo están. No, nunca estamos del todo solos; siempre nos queda alguien: Dios.
Me pregunto qué sentirá él cuando todo se reduce a destrozar los papeles de regalo a toda prisa y luchar por embutirse la mejor parte del banquete. Tomamos chocolate hirviendo mientras estamos a 27 grados centígrados. Cierto, miramos al cielo, pero tan solo para admirar el cómo estallan los fuegos artificiales. Abrazos por aquí y por allá, como si fuera nuestro cumpleaños o algo así. Sacamos al niño y lo ponemos en el nacimiento, pero es algo tan mecánico que pasa desapercibido. ¡Feliz navidad! Aunque ya no sepa su significado, ni mucho menos lo sienta. Nadie se detuvo a pensar que estamos alegres porque en esta fecha nació Jesús. Él ha pasado piola en su día. Toda la pomposidad —que no está mal si es que se hiciera en honor a ya sabemos quién— hizo que pierda protagonismo. Definitivamente esto solo se lo puedo decir a los católicos, pues los no creyentes que disfruten de sus regalos solamente y ya.
No pretendo quedar como el devoto más puritano o algo similar. Yo estoy muy lejos de serlo, claro que no. Pero al menos siento una gran culpa al actuar mal. Y no creo que eso sea una cadena o me quite libertad; al contrario, ese sentimiento me dice que aún sé lo que es correcto y que tengo la capacidad de aceptar el error y tratar de no cometerlo nuevamente. Cuánto quisiera ser una mejor persona. Tendría una enorme satisfacción si dejara de ejecutar ciertas acciones de las que tengo certeza no son correctas. Sin embargo, si pudiese, creo que ya no sería humano. Siempre hay una oportunidad. No sé ustedes, pero yo puedo hablar con Dios en todo momento. Él me escucha mejor que nadie. Yo sé que me comprende. Todos tenemos secretos personales y familiares. Dios sabe todos los míos y sigue a mi lado o yo sigo al suyo.
Les recuerdo que existe algo llamado misa de gallo o "gallito" —como dice el padre Jorge, debido a que ya no se celebra a la media noche, sino a las 10 o antes—. Mi consejo es que celebren como nunca, pero tengan presente el porqué de esa fecha, el porqué de esa fiesta.
Al fin terminé de armar mi arbolito de navidad :)
Cumplo años el 24-12, para mi ese día es el día del pavo. En la parroquia del lugar donde vivo, la misa de gallo se hizo a las 10 pm, he asistido en el 2012 y 2013.
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