domingo, 3 de diciembre de 2023

¿Cómo hacemos?

Personalmente, siento que vivimos en la época de lo impersonal. Tener una cita presencial, cuerpo a cuerpo, es un suceso extraordinario. Llamar a alguien sin antes avisar es como una ofensa. Y subir una selfie sin elegir el mejor ángulo es estar fuera de onda (¿será que aún se usa "onda"?). Personas como yo, que nacimos en los 90, nos encontramos, un poco, a veces, en una discordia: ser el boomer o ser el tiktoker. 

Lo peor sucede cuando, de pronto, alguien atrae nuestra atención. ¿Cómo se puede gilear cuando ya no nos vemos a los ojos, cuando ya ni nos vemos? Sé que está de moda la ansiedad social y que la mayoría de la gente ya no quiere andar viendo rostros y cuerpos reales, pero también habemos otros a los que la ansiedad nos nace porque deseamos la presencialidad, la realidad, contrariando al avance. No me agrada que las personas hoy se sientan satisfechas con un emoji de corazón o de ojitos coquetos. Por favor, no dejemos de lado el tacto, las risas estruendosas, el aliento, mientras se camina sin rumbo pero sí con propósito, con la intención de sentir al otro. Escribamos cartitas y compremos flores, usemos nuestras mejores prendas y seamos aún románticos. 

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