¿Enamorarse será una enfermedad? Me hago esta pregunta debido a que últimamente siento algo, que no sé qué es, pero que me mortifica en demasía. O sea, he tenido mis épocas cursis (casi hasta el coma diabético), pero nunca me he encontrado en el estado en el que me siento actualmente. Obviamente no me siento enamorado como comúnmente se dice; o tal vez sí, y el único problema es que no sabía qué era exactamente enamorarse. Por momentos hasta me desconozco, pues siempre he visto patético eso de estar pensando todo el tiempo en alguien y no mirar a nadie más; es decir, como comúnmente se dice, solo tengo ojos para ella. Por supuesto, reniego totalmente de eso, lo rechazo; aún así, es inevitable.
¿También pensará en mí? Y aquí es donde hace escala la inseguridad o, en su defecto, el egocentrismo exagerado. Es difícil ser objetivo en esto, siempre se va a exagerar. Creo que de dos probables maneras (equívocas) se responde uno mismo a esta cuestión:
a. El creer que somos totalmente ignorados. A veces la persona con la que soñamos, por la que sentimos que estamos vivos, también nos corresponde, pero todo lo promisorio de esa relación (agarre, plan de una noche, relación propiamente dicha, etc.) se ve menguado por la poca confianza que tenemos de poder conquistar a alguien. Y es así como echamos a perder una oportunidad, tan solo dejamos de ver lo interesante, extraordinarios y capaces que somos.
b. El creer que esa persona muere por nosotros. La extrema autoconfianza y el narcisismo nos llevan a ver algo que no existe. Si esa persona nos trata mal, decimos que nos trata mal porque quiere captar nuestra atención; si nos trata bien, peor aún, ''está botando litros de baba''. Esto es peor que lo anterior, pues nos podemos llevar la sorpresa de ser rechazados, rechazados cuando era obvio que iba a suceder. A modo de consejo, puedo utilizar esta frase: la verdad duele una vez, pero la mentira duele siempre.
Qué bueno fuera que en ambos casos nos diéramos cuenta de la realidad, ¿verdad?
Regresando a mi situación, lo peor es que yo no tengo idea de en cuál de esos dos me encuentro. Pues siento, por momentos, que me quiero; por otros, que no le importo en lo absoluto. Espero poder seguir un consejo, que predico como una máxima: espera una semana y ya no sentirás nada. Confío en que eso funcionará, tan solo esperaré unos cuantos días.
Exactamente eso es lo que deseo hacer.
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