martes, 24 de diciembre de 2013

NO HAY NAVIDAD SIN JESÚS


Es diciembre y falta menos de una semana para navidad. Este es un momento del año esperado por muchos y odiado por otros tantos. Todas las casas y establecimientos de toda índole se están esmerando en decorar y crear un ambiente "navideño". ¿Por qué las comillas? Porque, aunque lo hayamos escuchando tanto que ya ni lo asimilamos, NO HAY NAVIDAD SIN JESÚS. 

Yo tengo una familia pequeña por diversas cuestiones extrañas de la vida. Creo que podría contar a sus miembros con los dedos de las manos. Aún así, estoy seguro de que tendremos una bonita cena y quizá un par de regalos por ahí. Sin duda, la navidad es la gran ocasión que genera la unidad de una familia. Supongo que es por eso que, desafortunadamente, son el 24 y 25 de diciembre dos fechas en las cuales singularmente ocurren muchos suicidios. ¡He ahí uno de los problemas! Las personas se sienten solas —de hecho, tal vez no tengan familia o amigos cerca—, pero el problema radica en que no se dan cuenta de que no lo están. No, nunca estamos del todo solos; siempre nos queda alguien: Dios. 

Me pregunto qué sentirá él cuando todo se reduce a destrozar los papeles de regalo a toda prisa y luchar por embutirse la mejor parte del banquete. Tomamos chocolate hirviendo mientras estamos a 27 grados centígrados. Cierto, miramos al cielo, pero tan solo para admirar el cómo estallan los fuegos artificiales. Abrazos por aquí y por allá, como si fuera nuestro cumpleaños o algo así. Sacamos al niño y lo ponemos en el nacimiento, pero es algo tan mecánico que pasa desapercibido. ¡Feliz navidad! Aunque ya no sepa su significado, ni mucho menos lo sienta. Nadie se detuvo a pensar que estamos alegres porque en esta fecha nació Jesús. Él ha pasado piola en su día. Toda la pomposidad —que no está mal si es que se hiciera en honor a ya sabemos quién— hizo que pierda protagonismo. Definitivamente esto solo se lo puedo decir a los católicos, pues los no creyentes que disfruten de sus regalos solamente y ya. 

No pretendo quedar como el devoto más puritano o algo similar. Yo estoy muy lejos de serlo, claro que no. Pero al menos siento una gran culpa al actuar mal. Y no creo que eso sea una cadena o me quite libertad; al contrario, ese sentimiento me dice que aún sé lo que es correcto y que tengo la capacidad de aceptar el error y tratar de no cometerlo nuevamente. Cuánto quisiera ser una mejor persona. Tendría una enorme satisfacción si dejara de ejecutar ciertas acciones de las que tengo certeza no son correctas. Sin embargo, si pudiese, creo que ya no sería humano. Siempre hay una oportunidad. No sé ustedes, pero yo puedo hablar con Dios en todo momento. Él me escucha mejor que nadie. Yo sé que me comprende. Todos tenemos secretos personales y familiares. Dios sabe todos los míos y sigue a mi lado o yo sigo al suyo. 

Les recuerdo que existe algo llamado misa de gallo o "gallito" —como dice el padre Jorge, debido a que ya no se celebra a la media noche, sino a las 10 o antes—. Mi consejo es que celebren como nunca, pero tengan presente el porqué de esa fecha, el porqué de esa fiesta.




Al fin terminé de armar mi arbolito de navidad :) 

domingo, 8 de diciembre de 2013

DÉJALO PASAR


Aún no he armado el árbol de navidad, y eso me parece casi de terror. ¿Por qué? Porque yo siempre he sido el entusiasta de mi pequeña familia, es decir, siempre he disfrutado de una manera que no entenderían el acomodar todos los adornitos, poner la estrella en la punta y, finalmente, prender las brillantes luces navideñas. Siento que me estoy traicionando a mí mismo, y no quiero crecer o, mejor dicho, dejar de ser yo. 

Lo que acabo de decir es un ejemplo perfecto de lo que nos pasa todo el tiempo, a cada instante de nuestra inesperada e inconstante vida. Sufrimos cambios, pero muchas veces nos resistimos a estos, aunque finalmente nos derroten y pasen a ser parte de nosotros. Pero supongo que no es tan malo, sino no nos adecuaríamos a quienes somos ahora, porque no somos los mismos de hace un año. El año pasado, por esta época (diciembre), yo era un infeliz trabajador de un restaurant de comida rápida y estaba en una academia preuniversitaria soñando con ingresar a la universidad. Ingresé a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Un año antes soñaba con ingresar a la Universidad Católica del Perú. Y un año antes a este quería ser arquitecto, no abogado como aspiro ahora. 

Este año, ha sido de grandes cambios, pero, exceptuando lo referente a mi árbol navideño, han sido extraordinarios. En tercero de secundario yo maldecía porque el Estado, por ejemplo, no donaba algunos millones de soles a la Teletón; hoy sé que eso no es posible porque hay miles de ONGs y asociaciones que necesitan igual o más ayuda, y no se puede satisfacer a todas, por lo tanto, se estaría actuando de forma desigual y favoreciendo injusta e ilegalmente a una organización como esta. Además, sé que el dinero del Estado es el dinero de todos nosotros, así que el destino de este es retribuirlo a todos sus aportantes mediante obras públicas e instituciones. 

Desde niño mi mayor sueño era ser millonario... Dinero por aquí y por allá, eso creía que iba a ser mi gran mundo perfecto. Hoy, como también para la gran mayoría, es uno de mis sueños, pero tan solo uno más. También anhelo poder ser un buen abogado. Quiero cambiar mi entorno, ayudar a mi familia y a mi país. Me imagino un Perú próspero económicamente y también en desarrollo humano. Pero creo que todo esto se logrará con la libertad, el liberalismo; es decir, hacer lo que uno desee con su vida, siempre y cuando no afecte a otra persona. Esto del liberalismo es un tema mucho más amplio y lo tocaré en alguna otra entrada. 

Solo me queda hablar de los amigos. Estos también han cambiado enormemente. El 2013 ha sido extraordinario para mí respecto a este punto. He hecho muchos amigos (y amigas) valiosos en la universidad y en otros lugares. La carrera de Derecho y San Marcos han permitido que pueda hacer amigos de mi año (mi ciclo es anual), pero también de otros años, incluso de personas que acaban de egresar. En la Facultad hay una dinámica de integración increíble... Existen tantos eventos, agrupaciones políticas, grupos de estudio, asesorías y alumnos, que es casi imposible no poder socializar y conocer grandes —realmente grandes— amigos en todos los años de la carrera. También —a mi pesar— he perdido contacto con muchas otras personas que eran especiales para mí. No debo decirlo, pero hay gente que se ha vuelto realmente estúpida. Y otras pérdidas han sido simplemente porque cuando el tiempo pasa la gente se aleja y es inevitable que esto pase. Tengo muy bonitos recuerdos de mis mejores amigos de la infancia, y pensé que nunca perderíamos esa confianza y unión que teníamos. Pero mirémonos ahora, ya no hablamos, solo somos amigos de facebook. A veces quise retomar la conversación o intentar algún reencuentro, pero la amistad forzada no funciona, es incómoda e ilógica. No, los muertos no se reviven. Solo nos quedan los bonitos recuerdos, y no los ensuciemos con los nuevos de una amistad forzada, sosa y aburrida.


Me prometo a mí mismo armar ese bonito arbolito y subir una foto de este. 



Hablando de amigos de la universidad, esta foto me la tomaron con una gran amiga que es parte del grupo de amigos con el que siempre paro. 

sábado, 7 de diciembre de 2013

SIGO AQUÍ, PERO QUIERO MÁS


   He descuidado mi querido blog por un mes, noviembre; pero no, no puedo tirar la toalla. Constantemente dejo cosas a medias, pero esta no será una de esas.
   Me es complicado el escoger un tema para tratar. Podría hablar —nuevamente— sobre el amor, pero sería hipócrita escribir acerca de algo que no me está pasando ni siento. A decir verdad, últimamente, tengo unas ganas tremendas de escribir sobre política, economía, actualidad y ese tipo de cosas, pero no me atrevo a hacerlo. No me siento preparado tal vez. Es, pues, difícil que las demás personas se interesen por tu opinión. Y lo digo porque la finalidad de un blog es que la gente te lea. Creo que eso de que uno escribe para sí mismo y alguna élite de iluminados que entiendan y se identifiquen con tus entradas es una total farsa. Para tal caso, escribe y no publiques. 
   No quisiera que Dolor del Subconsciente pierda su esencia, pero creo también que soy capaz de opinar sobre otros temas que no sean lo sentimental o ficciones relacionadas con drogas y temas marginales. Sin duda, aún me seguiré dejando llevar por lo que me dicte la noche. La escabrosa vida de Adriano se seguirá desarrollando. No, no mataré al monstruo; multiplicaré las letras.
   Si alguien que me lee con gusto, nos vemos en la siguiente entrada. Saludos.


Estoy yendo frecuentemente a la playa en bicicleta, y esta es mi última foto.