domingo, 23 de febrero de 2014

SENTÍ SUS LABIOS Y NO SÉ, DESPERTÉ.

Yo pensé —como muchas veces, creyendo saber todo— que cuando uno siente que está enamorado o alguna cosa igual de desgraciada y es correspondido, ya no tendría las mismas ganas de expresarme como adolescente emo y poeta a la vez. Pero no, nada de eso. Se supone que cuando logre tener a quien quiero, todo se esfumaría. Supuestamente ya habría logrado mi cometido. ¿Para qué seguir escribiendo cosas medio sentimentalonas? Y, amigos, por el contrario, ahora tengo mucho más que decir.

No puedo negar que me da un tanto de roche siempre escribir sobre esto. Espero que alguien me lea de verdad, que entienda lo que quiero decir. Ojalá algún chico o alguna chica haya seguido mis posts. Sin duda, han habido cambios en mi vida. Ya no me dedico a escribir como un sufrido, claro que no. Ahora estoy feliz. Este año será estupendo, estoy seguro. Sé que no debo centralizar toda mi vida y mi felicidad en una persona, pero digamos que ha contribuido en demasía.

Recuerdo nuestro primer beso. Sentí sus labios y no sé, desperté. Soy joven y aún me quedan muchos años para besar a mucha gente, pero estoy seguro de que ningún otro roce de labios será igual. No sé qué procesos químicos o psicológicos sucederán en ese instante, pero sientes una adrenalina única, sui generis. Podría haber corrido mil kilómetros luego de ese momento. Recuerdo cada movimiento, nuestras prendas, el lugar, su aliento, mi pecho explotando, etc. ¿Saben qué es lo mejor? Que solo fue el primero, que vendrán muchos más.

Me siento distinto, me siento capaz de todo. Hay algo asquerosamente genial que me embarga. Tengo ganas de gritar, de vivir. Es un poco paradójico que no le cuente esto a nadie, a nadie en específico, pero que sí lo transmita por este medio. Rayos, cualquiera se entera de mi vida. No puedo evitarlo, así es cuando uno tiene buenas noticias, no puede guardarlo. Estoy seguro de que esto crecerá y seguiré contando lo bien que me siento. Lo sé, de todas formas es más divertido leer algo triste, pero, en mi defensa, puedo decir que si nada se llega a concretar realmente, los bombardearé de entradas demasiado vomitivas. Verán que si se aleja de mí, alguien se suicidará leyendo lo que publico.





lunes, 10 de febrero de 2014

#SanValentín

San Valentín y el Día de la Secretaria han de ser los días festivos en donde los hombres gastamos más, ¿no? Así es el amor: costoso. Definitivamente no voy a criticar eso, pues cada quien sabe cómo usar mejor su platita.

No podemos negar que es una fecha trascendental en el calendario. No por las puras las calles están llenas de horrendas parejitas y grupos de amigos (todos solterones). Todos los hoteles, hostales y huecos de mala muerte suben su precio; incluso esos en donde te graban para hacerte famoso en Cholotube. ¿Por qué será? Mi mente casta no logra engendrar la idea que responda a dicha cuestión.

Ya, mucho preámbulo, amigos, llegó la hora de que hable de mis penas. No falta nada para el día este y yo no tengo una salida programada. En realidad, aunque soy un chico bueno, tranquilo, romántico, amable, sensible, etc., nunca he tenido una cita propiamente dicha. El 14 de febrero no me llama la atención. Soy un tacaño ortodoxo, además no tengo novia. ¿Voy a pagar y salir con alguien con quien no estoy? No, no lo creo. De por sí ya es horrible estar en la calle y no tengo un motivo para tal autoflagelo.

Seguro me quedaré en casa, viendo TV. Estaré tuiteando que no tengo cita para ese día. De hecho puse el otro día en mi twitter (@Step_McL) lo siguiente: "Ya, no me alquilo para San Valentín, pero sí me regalo... ¿alguien?". Lo malo fue que solo obtuve tres favoritos... ¡y de chicos! Ya fue, ya perdí el toque. Es una señal, las chicas no me dan bola. Tendré que buscar una esposa en cualquier lugar, tendré que esperar lo que venga. Que el viento me traiga a alguien. Que el destino no sea cruel. No quiero casarme con alguien que ya estaba planeando tener 27 gatos. No quiero ser el salvador de alguna desdichada. Yo también quiero comer KFC al lado de mi amorcito un 14. Quiero comprar un peluche enorme que cante las canciones de Maluma. Anhelo con locura que alguna muchacha me regale un perfume de Unique que le encargó a su abue. ¿Saben? Me conformo con una cartita colorinche.

Finalmente, deseo que todos la pasen bonito ese día. Y no olviden que no vale la pena salir en grupo de amigos, a menos que sea para embriagarse. Ir al cine en esa ocasión, si no es para chapar, es un absurdo.


lunes, 3 de febrero de 2014

YA CAÍ

Llegó mi hora, es el fin. Amigos, creo que me entró el virus, no solo soy portador, sino que ya está haciendo estragos. Siento que ya carcomió gran parte de mí. Me fue inevitable; quise, pero no pude, pasó. Lo sé, no puede ser, también me siento avergonzado. Sin embargo, al mismo tiempo, tengo una sensación que embarga todo mi cuerpo de algo así como felicidad. Supongo que ya lo han inferido, y sí, es cierto, sospecho que estoy enamorado. ¿Pueden creerlo? Qué pacharaco para decirlo por acá, ¿no? Pero no importa, tengo que contarlo. 

No, yo me resisto a ser un cursi barato. Digamos tan solo que en este momento podría hacer poemas, acrósticos, canciones y hasta "locuras de amor" estilo Esto Es Guerra. Esto último lo dije para que noten la gravedad del asunto. De verdad que cuando toca, toca. Pasó, así de fácil. Es que cuando alguien es realmente especial, no se necesita mucho tiempo para darte cuenta y, consiguientemente, caer rendido ante 
ese parásito que ocupa tu corazón (mente) y podríamos catalogar como amor. 

Acabo de ver una foto suya y sentí que algo explotó en mi pecho. Ha habido un corto circuito, hasta siento que estoy medio delirante. No puedo explicarlo, pero quería abrazar mi lap top y no soltarla jamás. Estoy en la etapa del babeo y las sonrisas estúpidas carentes de sentido. 

No me queda nada más que decir: he caído. Perdí la batalla y soy ahora su rehén. Yo no sé qué pasará, cómo y cuándo. Tal vez nada suceda, pero no se puede negar que se siente muy bien tener en quién pensar. Eso sí, este post corre el riesgo de ser autodestruido en una semana, pues quizá cambie de opinión. Yo no sé qué ocurrirá o qué sentiré mañana. Puedo hablar de este momento, y ahora me siento como volando. Me siento drogado y nunca he probado nada ilegal.