viernes, 16 de agosto de 2013

NO LA EXTRAÑO

Me pregunto el porqué de extrañar a alguien. Se supone que las cosas pasan, la vida es un río que nunca tendrá la misma agua; por eso, hay que aceptarlo: las personas llegan y se van. Lo sé, he sonado demasiado fan de Heráclito, pero sigamos en la cuestión. En mi caso, extraño a muchas personas: amigos, amigas, familiares distantes, etcétera. Sin embargo, extraño a alguien más que a nadie... Supongo que se imaginan que extraño a alguien que me gusta, pues, así es. Pasan los días, han pasado meses o años, y yo sigo aquí, pensando en ella. Es un sentimiento un poco trastornado, pues extraño lo que ella fue, no lo que es ahora. ¿Por qué las personas cambian? Me lo pregunto tanto. Sé que es inevitable, pero me molesta que no lo hagan en el sentido que yo deseara. En un momento tenemos a esa persona tan idealizada que la vemos con una perfección sobrenatural. Tal vez debido a eso es que no concibo que mi chica perfecta se autodestruya, que termine con mi fantasía, que me vuelva a la realidad. Es como cuando estás teniendo el sueño de tu vida y te despiertas antes del desenlace... No tiene sentido la realidad en ese instante. Otro motivo de no olvidar es que no solo extrañas cómo era esa persona, también extrañas cómo eras tú a su lado. Con esto me refiero a lo feliz que estabas. No importa si nos hacía daño, si la relación estaba jodida o si era una locura: las historias comunes son aburridas. ¿Por qué no volver a intentarlo? Hay un millón de respuestas y a la vez ninguna. Puede ser que ella ya no te quiera, que se haya cansado de esperar o de soportarte, que haya dado vuelta a la página para seguir. A veces el orgullo también es una gran influencia. Todos tenemos ese estúpido chip de ''primero la dignidad que la felicidad''. Yo siempre lo pienso, lo aconsejo, pero no lo sigo. Obviamente, a veces es sensato no volver a los brazos de alguien, por más feliz que esto te haga. Esos son casos extremos, el amor y la felicidad (así sean extraños y nocivos) siempre deben de ser bienvenidos. Da igual si va a ser un pequeño remember, tal vez ese lapso insignificante de tiempo será digno de recordar por toda una vida. Yo creo que si piensas tanto en alguien vale la pena buscar la forma de volver, casi no hay obstáculos. No importa si ella está en una nueva relación, en el amor todo se vale. Total, hay que luchar por la felicidad propia, no por la de los demás. Para finalizar, confieso que no sé por qué no lo intento una vez más. Siempre escribo y creo que doy unos buenos consejos, pero no los sigo y no lo entiendo. Aunque también dicen que ya no es especial si obtienes lo que quieres. Me quedaré con la duda, por ahora. 



Espero parecer una persona fuera de sus cabales. 

domingo, 11 de agosto de 2013

ME ENAMORÉ DE LAS PALABRAS DE UNA CHICA

Estaba conversando por facebook chat con una amiga muy especial, y me dijo lo siguiente:

«Quiero tus abrazos, sentir tus labios suavemente contra los míos.
Descubrir tu pasión, quedarme con tus noches y tus suspiros.
Descubrir la sensación de tu piel, ver tus grandes pestañas.
Soñar con tu cabello y hacer todo lo que imagino realidad.»

Leo eso y me parece sumamente especial, aún así, no lo creo del todo. No estoy seguro del porqué de mi reacción. ¿Por qué he de desconfiar? Creo que solo hay dos posibilidades. La primera es que ella esté mintiendo; la segunda, que yo no tenga la suficiente confianza en mí como para aceptar que alguien me diga eso. Luego, pienso y tampoco me parece tan malo el ser ''utilizado'', en el caso de que así sea. Ella es linda, astuta y escribe bonito...¿Se puede pedir más?

Y la conversación continúa...

Yo: Pero todo lo que quieres se consigue con un besito y abrazo.
Ella: ¿Me concede ese único deseo?
Yo: ¿No que no querías eso?
Ella: ¿No quería qué?
Yo: Que solo sea cosa de un momento.
Ella: Prefiero una noche a tu lado para memorizar cada movimiento tuyo, que seguir recordando cada noche que algo me hace falta: tú.
Yo: Especifica una noche.
Ella: Tú eres el sueño, dejaré que decidas cuándo aparecer. No debe ser una noche, podemos oscurecer el día si queremos.
Yo: Mierda (nombre de ella), ¿cómo escribes tan lindo?
Ella: No se necesita mucho, solo encontrar a quien sea tu inspiración.

Todo siguió, pero no es legitimo publicarlo. Supongo que alguna otra persona habrá quedado enamorado de esas palabras, tanto como yo. Nunca he estado con ella, es mi lado opuesto, tampoco creo que lo estemos. Ella siempre está, somos como unos eternos gileros... Todo parece perfecto, solo falta algo: confianza. Lamentablemente, nunca he tenido eso con ella, la desconfianza puede más. 





La última foto que tengo, es de un día antes a la conversación.

jueves, 8 de agosto de 2013

POR SIEMPRE, SOLO AMIGOS

   

   Adriano, sentado en su cama, no pudo evitar el llanto. Lo peor le había pasado. Tan solo de pensarlo sentía asco y rabia. ¿Qué podía haber sucedido? Pamela, la chica de sus sueños, su mejor amiga, su vida entera, estaba embarazada. Ambos tenían 17, no estaban juntos, pero él la amaba como a nadie. Ella le contó la noticia a penas lo supo. Dos meses tenía desde que la cagó. Y Adriano no supo qué hacer, prefirió salir, dejarla sola. Sentía que le habían explotado una bomba en el pecho, solo corrió hasta llegar a casa. Lo primero que hizo fue botar a la basura todos los estúpidos poemas y las tontas fotos que guardaba con mucho celo. Cada hoja de papel era como un sueño destruido. No había por qué seguir guardando esos recuerdos, si ella había sido arrebatada definitivamente de sus brazos, de su vida.
   
   
   Los días siguientes no pudo soportar ese dolor en el pecho. Quería arrancarse todos los recuerdos pero no podía. Pues el amor queda gravado, es como un dios omnipresente. Tan solo quería dormir, para no sentir. Cuando despertaba, la explosión de recuerdos volvía a invadir su cabeza. Él sabía que no actuó bien, tenía muy presente de que nunca debió dejarla. Creía que su amor era tan grande como para soportar el tiempo y sus caprichos. Tarde se dio cuenta de que ella no quiso esperarlo más. —¿Por qué su virginidad? No lo soporto carajo—susurraba Adriano—. Él veía la castidad como un bien preciado, era el maná del amor. Por eso, guardaba la suya para ella. Tuvo tantas oportunidades de tener sexo, pero no lo hizo por ella. Porque su amor, en el momento indicado, sería único y perpetuo.

   Ha pasado una semana desde la noticia, y Pamela se atreve a llamarlo:


—Necesito tu ayuda. Estoy desesperada.


—Vete con ese huevón pues, que él te ayude.


—Sabes que no puedo, eres la única persona en quién confío.


—¿Qué quieres? Dímelo rápido, Pamela, que me da asco hablarte.


—Tengo que bajármelo, no me puedo malograr la vida.


Y así fue como ella pide su ayuda. Adriano aceptó, tal vez porque aún tenía la esperanza de que todo lo soñado pudiera hacerse realidad. Luego de la conversación, acuerdan verse al día siguiente por la mañana.
  
   Ella va a su casa. Ambos han faltado a la universidad. Adriano trata de mantener distancia, pero le es inevitable acercarse. —¿Por qué lo hiciste? —Pregunta desesperado— Pero la respuesta obtenida es como una última estocada: «por amor» es lo que él oye. Aun así, no puede odiarla totalmente. Le dice que la ama y llora en su hombro. Vuelve a tocar la sucia piel de su musa, es seducido por un abrazo. Él no quiere besos ni nada de esas cosas, él solo quiere que lo quieran. Ella saca un papel de su abrigo y le dice que tiene la dirección del lugar. Ambos se preguntan si están yendo a acabar con una vida o a salvar otra, y, sinceramente, no obtienen respuesta. Suben a la línea de bus indicada y se enrumban en el viaje más largo he incómodo de sus vidas. Él no puede dejar de pensar en su respuesta, ¿acaso el amor no era solo para él?, ¿por qué ella llegó a amar a otro? Y todo tipo de preguntas se formulan en su mente. Cada una de estas va dañándolo más, cada una es una estaca, una bala, o cualquier cosa que lo pueda herir de modo irreparable.

   Se encontraban en el lugar más marginal que habían visto: casas y colores cual arcoíris; gente de mal aspecto, niños sin zapatos; hombres bebiendo licor en los postes; una carcacha vieja al final de la cuadra y muchas otras cosas. 

—No entiendo cómo es posible que en este basurero gigante te vayas a hacer la operación.


—No tengo dinero para otro. Además, es el único que encontré.


—Igual y si te mueres, te lo mereces.
   
   Llegaron al pseudo consultorio y los atendió una enfermera casi anciana, y con exceso de maquillaje. Esa mujer le daba el toque final a la escena: ya todo parecía una película de horror. Salió una chica en una camilla ensangrentada y luego el doctor. —¡Charito, que pase la siguiente! —dijo con una voz melodiosa— Y la siguiente era Pamela. Ella tomó a Adriano muy fuerte del brazo y, llorando, le pidió perdón. Le dijo que lo amaba y que luego de eso haría todo para recuperar su amor. Pamela entra al cuarto y Adriano queda afuera, en la salita de estar del consultorio clandestino en el que se encontraba. Pasan tan solo diez minutos y se oyen gritos del doctor — ¡Carajo, está con hemorragia! —Dice el médico desconcertado—Mientras Adriano entra a la habitación con toda velocidad. La ve semidopada y la carga en sus brazos. Había mucha sangre, tanta que era evidente que su vida corría peligro. Sale del consultorio con pamela en brazos y para. La ve retorcerse de dolor y no sabe por qué siente una satisfacción, pero la tiene. Él deja de correr, parece que la urgencia ya no le interesase. La mira por última vez y sonríe. En ese instante suelta el cuerpo agonizante, lo deja en la acera. Se siente vengado, al fin ella sentirá el dolor que él contiene. Simplemente se va, la deja en el infinito vacío.


Esta imagen la encontré en internet y creo que retrata lo que siente el protagonista.

Traté de que sea una especie de cuento romántico, aunque terminó en algo parecido a una tragedia. Espero a alguien le haya gustado. Si es así, déjenme saberlo mediante un comentario. Gracias por leer. 

sábado, 3 de agosto de 2013

TONTO

A veces siento que te he perdido
y que me duele.
A veces pienso que te quise
y que fui un tonto.

A veces siento tu aroma
y que vacilo en tu perfume. 
A veces recuerdo lo que te hice
y que fui un tonto.

A veces siento que te extraño
y que no lo concibo. 
A veces pienso que no puedo
y que fui un tonto.